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AcompaƱantes terapƩuticos: aulas pobladas, burocracia y otras trabas

  • Foto del escritor: AIEPA
    AIEPA
  • 8 abr
  • 3 Min. de lectura

El DĆ­a

En las asociaciones educativas genera alarma la cantidad de acompaƱantes en espacios Ɣulicos prediseƱados para cierta cantidad de estudiantes. Los papeles a presentar y las complicaciones salariales en este rubro

En el extenso mapa de establecimientos educativos desplegados en la Provincia de Buenos Aires, incluidos los de la Región, hay un problema latente y que tiene cada vez mĆ”s fuerza: las aulas escolares con una presencia masiva de acompaƱantes terapĆ©uticos, lo cual influye en el desempeƱo escolar de los miles de estudiantes bonaerenses. AsĆ­ lo registraron y comunicaron desde la Asociación de Institutos de EnseƱanza Privada de Argentina (AIEPA) a travĆ©s de un informe llamado ā€œLa paradoja de la inclusión: Aulas sĆŗper pobladas de acompaƱantes y el perjuicio de los estudiantesā€. En Ć©l, se analizó que ā€œlas aulas de algunos establecimientos llegan a tener hasta siete acompaƱantes terapĆ©uticos que trabajan con chicos que presentan alguna discapacidadā€, lo que provocarĆ­a, segĆŗn citaron, que ā€œel dictado de clases se complejiceā€.


La sĆŗper población de acompaƱantes terapĆ©uticos, ante una infraestructura educativa y edilicia pensada para una cantidad de estudiantes, es ā€œel dilema a resolverā€ segĆŗn la organización Sobre ello, MartĆ­n Zurita, el secretario ejecutivo de la entidad, expresó: ā€œEn los relevamientos que hacemos aparece como una problemĆ”tica que es una realidad. Las escuelas tienen que ser inclusivas, pero tenemos aulas con hasta 7 acompaƱantes terapĆ©uticos. Son 7 adultos que conviven en un espacio que estĆ” diseƱado para una cantidad determinada de alumnos y no para esta nueva realidadā€. En el informe de AIEPA hicieron referencia tambiĆ©n a la Ley de Educación Nacional y a la Ley de Protección Integral de los Derechos de las NiƱas, NiƱos y Adolescentes y detalló: ā€œEl Estado garantiza el acceso de los estudiantes con discapacidad al sistema educativo, pero no acompaƱa brindando las condiciones para que su estadĆ­a sea en las mejores condicionesā€. AdemĆ”s, manifestaron: ā€œLa ley y la buena voluntad de las escuelas no alcanzan para que los chicos reciban la educación que merecenā€. Ante ello, Zurita exigió un ā€œdebate sobre esta situaciónā€. ā€œEl Estado tiene que estar presente, generando un organismo, un espacio. Que haya una interacción y relación entre la agencia de discapacidad, situaciones locales y las escuelasā€, propuso. A su vez, expresó que, en las instituciones educativas de muchas regiones ā€œno hay la preparación suficiente en cuanto a la formación de los docentes y la infraestructuraā€.


ā€œAunque en el territorio bonaerense hay una regulación muy completa, el espacio en las escuelas para los acompaƱantes genera dificultadesā€, describió Perpetuo Lentijo, secretario general de la Asociación de Entidades Educativas Privadas Argentinas (ADEEPRA). SegĆŗn el Ćŗltimo citado, la inclusión educativa ā€œrequiere que todo el sistema se adapte a esta figuraā€, pero depende de las diferentes decisiones escolares y ā€œlos lĆ­mites que pongaā€. No obstante, el secretario destacó que ā€œla escuela de hoy estĆ” atravesada por otras variables complejas que la convierte en un escenario muy difĆ­cilā€, y culminó: ā€œTodos los chicos tienen particularidades. No se puede establecer la normalidad; ĀæquiĆ©n determina quĆ© es lo normal?ā€.


MƁS COMPLICACIONES


Con todo este diagnóstico en mano por parte de las instituciones privadas, las familias se embarcan en la difĆ­cil tarea en buscar un acompaƱante terapĆ©utico. AquĆ­, segĆŗn AIEPA, comienza una travesĆ­a con grandes complicaciones o ā€œmuro burocrĆ”ticoā€: ā€œUn sinfĆ­n de idas y vueltas en busca de trĆ”mites y aprobaciones por parte del Estado y las obras sociales y prepagasā€, indicaron en el informe.


Ello se debe a que ā€œlas obras sociales suelen pedir todo tipo de documentación, incluido informes mĆ©dicos, evaluaciones psicológicas, certificados de discapacidad y planes de tratamiento detallados para autorizar los acompaƱamientos. El visto bueno demora meses e incluso aƱos y mientras tanto el niƱo permanece sin la ayudar necesariaā€, expresaron desde la entidad. Asimismo, agregaron: ā€œLas escuelas tambiĆ©n tienen una ardua tarea administrativa para favorecer la inclusión de los estudiantesā€.


DamiĆ”n Alcaraz, acompaƱante terapĆ©utico de la Región con mĆ”s de una dĆ©cada de experiencia, definió a la actividad como ā€œdesafiante, debido a que se tiene que comprender no sólo al paciente sino a los códigos del aula, a los docentes y a los directivos de cada instituciónā€. AdemĆ”s de la complejidad de la tarea, se suma la convergencia de varios actores: ā€œHay estudiantes que estĆ”n en ā€˜otra’, depende de las edades. Tienen que estar bien definidos los roles dentro del aula; nosotros tenemos que tener muchas herramientas para poder trabajarā€. SegĆŗn AIEPA, ā€œdebido a la alta demanda, los bajos salarios y la falta de polĆ­ticas pĆŗblicas para la formación, las obras sociales y prepagas no consiguen personal calificadoā€. En la misma lĆ­nea, Alcaraz expresó: ā€œNunca cobramos al dĆ­a. Cuando arranquĆ© a trabajar, me pagaron el primer sueldo cinco meses despuĆ©sā€.



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