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La caĆ­da de la natalidad abre una oportunidad educativa, pero urgen reformas

  • Foto del escritor: AIEPA
    AIEPA
  • 18 feb
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 19 feb

La caída sostenida de la tasa de natalidad en Argentina en las últimas dos décadas ya tiene -y sobre todo tendrÔ- un impacto significativo en el sistema educativo. El fenómeno es transversal a todo el país. Cada vez nacen menos chicos y el sistema escolar enfrenta un fenómeno de descenso de matrícula que plantea tanto desafíos como oportunidades.


Los datos son elocuentes. La tasa de natalidad pasó de 19 nacimientos por cada 1.000 habitantes en el año 2000 a aproximadamente 11 en 2022. En ese contexto, uno de los niveles mÔs afectados es el inicial, en el que ya se observa una caída considerable en el número de alumnos matriculados. La tendencia se empieza a reflejar también en primaria.


SegĆŗn MartĆ­n Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Institutos de EnseƱanza Privada de Argentina (AIEPA), la matrĆ­cula en el nivel inicial sufrió un fuerte golpe en la pandemia y aĆŗn no logró recuperarse. ā€œHoy tenemos un promedio de 18,8 alumnos por sección, mientras que en 2011 esa cifra era de 23. Esta caĆ­da en la matrĆ­cula en tan pocos aƱos es significativaā€, advirtió.


La tendencia de disminución de alumnos en primer grado es similar. El último relevamiento anual muestra que, en comparación con 2011, en 2023 ingresaron 102.000 alumnos menos a la primaria, lo que representa una disminución del 12,6% en la matrícula general. El fenómeno se refleja principalmente en el sector estatal, cuya caída es del 15%. En cambio, en las escuelas privadas, la reducción es del 6%.

La baja en la matrícula implica una serie de retos para el sistema educativo, pero también una oportunidad para mejorar la calidad de la enseñanza. Con menos alumnos por aula, los docentes podrían tener mÔs tiempo y recursos para dedicar a cada estudiante. Les permitiría darles una atención mÔs personalizada y una educación adaptada a las necesidades de cada uno.


Sin embargo, el fenómeno tambiĆ©n presenta desafĆ­os estructurales. Una de las problemĆ”ticas mĆ”s apremiantes es la normativa que exige un nĆŗmero mĆ­nimo de alumnos para que las instituciones puedan acceder a los aportes estatales. ā€œNecesitamos revisar la normativa que requiere un nĆŗmero determinado de estudiantes para conservar el aporte estatal. Hoy en dĆ­a tenemos menos alumnos, pero igual cantidad de cursos y cargosā€, advirtió. Esta regulación, que se diseñó en tiempos de mayor natalidad y mayor demanda de vacantes educativas, no es sostenible en el contexto actual y mucho menos en el que se avecina en los próximos aƱos.


La disminución en la cantidad de estudiantes, acompaƱada de una estructura educativa que se mantiene prĆ”cticamente igual, plantea la necesidad de reevaluar los recursos asignados y el modelo de financiamiento. Zurita destaca que, para algunas instituciones, mantener el mismo nivel de financiamiento con menos alumnos implica una carga económica difĆ­cil de sostener. ā€œDeberĆ­amos tambiĆ©n evaluar el rĆ©gimen de aranceles, ya que hoy mantenemos una misma estructura, pero atendemos a menos alumnosā€, agregó.


Tal como muestra un informe reciente del Observatorio de Argentinos por la Educación, en las 24 jurisdicciones del país, el número de nacimiento cayó pronunciadamente entre 2014 y 2022. Tierra del Fuego fue la que registró la mayor caída con el 49% y le siguen Jujuy y la Ciudad de Buenos Aires con el 44%. Tomando en cuenta el número de nacidos, se proyecta que la matrícula en la educación primaria caerÔ en un 28% en los próximos años.


La disminución inevitable de la matrícula presenta una oportunidad para el Estado y las instituciones educativas de repensar el sistema. La posibilidad de tener aulas menos saturadas podría contribuir a una enseñanza mÔs personalizada y a una mejora en los resultados de aprendizaje. Año a año, las evaluaciones estandarizadas exponen las dificultades que atraviesa el sistema educativo.


Para aprovechar la oportunidad demogrÔfica, es necesario que las políticas educativas se adapten a esta nueva realidad. La reglamentación actual, que asocia los aportes estatales al número de alumnos, podría llevar a algunas instituciones a una situación económica crítica y dificultar su funcionamiento, en especial en las jurisdicciones donde el descenso de la natalidad es mÔs marcado.


Desde AIEPA se pide por una actualización en las políticas educativas que permita capitalizar la baja de la natalidad para avanzar en la calidad de la enseñanza, con mayores recursos por alumno. Conscientes de que se atraviesa un momento clave para transformar la educación, la entidad remarca la necesidad de reformar la normativa para que las escuelas puedan sostener su estructura y seguir mejorando su servicio.

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